sábado, 4 de abril de 2020

Momento III

Observando la escasa affectio societatis de muchos congéneres, la mente se detiene, se resiste a avanzar. Prefiere demorarse en la búsqueda de calificativos que hagan justicia, que ajusticien esas conductas, más próximas al crimen que a la descortesía.
En razón de una moral fraterna, se puede entender que romper el confinamiento, es malograr el esfuerzo de los que lo respetan. 

Es salir blandiendo provocadoramente la consigna del “qué me importa”, y abrir la Caja de Pandora, dejando escapar el mal por todos lados. Suprema exaltación del egoísmo. Vana declaración de estupidez. Desgraciada miseria de una mediocridad al palo.

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