viernes, 3 de abril de 2020

Momento I

Estoy en casa.  Como aconsejaron. Como piden, como hacen otros( algunos,  no todos). Afuera está el virus. Silencioso, amenazador, mortal.
¿Donde quedaron postergadas nuestras vanidades, nuestros diversos prejuicios, tan amigos de la queja, del repudio, del mesianismo petulante?
¿Dónde quedó la fiebre ilusionista, creadora de fantasías reivindicativas, que nos destruyó el futuro?
¿Dónde está la insaciable voracidad de la corrupción vandálica y desvergonzada, que desvalijó el  país, disfrazada de socialmente justa?

El virus llegó y es un juez insobornable, implacable, igualitario e inclusivo de verdad, muy lejos del vano simulacro de justicia a rostro descubierto de la venalidad obscena.

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