¡REPERCUSIONES DE ULTIMO
MOMENTO!
[AGENCIA NOS MINTIERON, diciembre 2 de 2020] A
pesar de que los principales medios de comunicación del país no lo han
reflejado, Argentina ha llevado a cabo dos enormes ensayos poblacionales para
determinar la contagiosidad y la letalidad de covid-19.
Las autoridades del país sudamericano se han
prestado a un ensayo que difícilmente hubiera sido aceptado tan
desaprensivamente en otra parte.
Esa República en crónica decadencia, parece
haber perdido la brújula y en consecuencia vive presa de una anomia estructural
y de la aviesa presencia de una clase dirigente profundamente corrompida que no
ha dudado en someter a su población – empobrecida en alto grado y dependiente en una proporción insólita de
las dádivas oficiales, carente de los niveles mínimos de educación y despojada
de los cuidados médicos más elementales–, a los imprevisibles riesgos de un
experimento social inimaginable en una república.
En estos días por ejemplo desde la presidencia
del país se anuncia una campaña de vacunación a decenas de millones, con una
vacuna que no cuenta con ninguna aprobación en su país de origen… ¡ni en ninguna
otra parte.!
Ese furor vacunatorio debe entenderse a la luz
de una implacable cuarentena de 9 meses a la que ha sido sometida una población
que ha demostrado, una vez más, su mansa incapacidad para rebelarse, aceptando
dócilmente todos los maltratos que le propinan dirigentes advenedizos y
codiciosos.
Las escuelas se mantienen cerradas, la
atención de la salud para casos que no se han catalogado covid-19 está
desactivada o postergada.
Los daños colaterales del programado encierro
han sido ignorados, y peor aún, han recibido las burlas y el sarcasmo del
primer mandatario.
Todo tipo de violencia atraviesa el país.
Tanto la violencia pública, en las calles por las cuales es riesgoso moverse,
como en el ámbito privado donde la violencia doméstica ha alcanzado sórdidos
niveles.
Mientras en el mundo se debaten las
condiciones del nuevo orden resultante de las consecuencias de la pandemia, en
Argentina se ve crecer de manera sostenida y en forma cada vez más acelerada,
un caos esencial que impide vaticinar algo bueno en el futuro.
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